
Hace unos días, un reportaje publicado en Retina, el suplemento online de transformación digital y tecnología de “El País”, hablaba de la impresión 3D aplicada a la industria del calzado. Y nuestra sorpresa, agradable por otra parte, es que citan nuestro proyecto, The Open Shoes, junto a los de tres grandes marcas, como son Nike, New Balance y Adidas.
Pero después de hincharnos como pavos reales, hemos decidido volver a poner los pies en la tierra y aprovechar para explicar nuestro proyecto, y por qué no nos parecemos a esas grandes marcas.
The Open Shoes nace como un proyecto personal de Javier Bustamante, pero ampliado. Es decir, que implica en él a sus dos hijos. Nuestra filosofía parte de que el calzado es, ante todo, un complemento de salud. Y, como consideramos que la salud es un derecho universal, nuestra obligación es favorecer el acceso a un calzado saludable a todas las personas. Por eso, desde un primer momento, pensamos que el proyecto debe generar una serie de productos de código abierto, que cualquiera pueda optar por fabricarlo por sus propios medios, si lo prefiere, o que pueda adaptar a sus necesidades especiales, si las tiene. También, desde luego, que cualquiera pueda mejorarlo.
Desde el primer momento pensamos que no debemos ser competencia de la industria del calzado, sino más bien lo contrario. Sencillamente, queremos que la industria genere una nueva línea de modelos saludables para los que nos gustaría aportar el desarrollo que hemos venido haciendo durante estos últimos años.
Sostenibilidad
Otro de nuestros objetivos es la sostenibilidad. Al despiezar el calzado, como hacemos en The Open Shoes, no sólo conseguimos que una vez elegida la entresuela apropiada todos nuestros zapatos vayan a ser igual de cómodos y saludables, sino que hacemos que todo nuestro calzado “funcione” con un único par de entresuelas y un único par de plantillas. Y también que, si alguna parte del calzado se deteriora, no haya que prescindir del par completo, sino únicamente sustituir las partes estropeadas. Todo ello supone un ahorro de material y, por tanto, una reducción de la huella de carbono. Además implica un ahorro económico para las personas usuarias de este nuevo tipo de zapatos.
Como podéis imaginar, todo este proceso no ha sido, ni mucho menos, un camino de rosas. Hemos tenido ayudas puntuales, hemos recibido reconocimientos locales, nacionales e internacionales, pero somos muy conscientes de que nuestros medios son muy limitados. Eso es algo que también nos diferencia de las grandes marcas que nos acompañan en el reportaje de “El País” (Nike, New Balance, Adidas) y de muchas otras que disponen de grandes cantidades de dinero para sus proyectos. Siendo sinceros, hemos de decir que los miles de euros que llevamos invertidos en el proyecto han ahogado nuestra economía particular cz-lekarna.com.
Pero seguimos adelante, porque creemos en la idea y nos encantaría que en un futuro cercano no sólo esas grandes marcas, sino hasta las más pequeñas fabriquen sus zapatos “compatibles con The Open Shoes”. Puede parecer una utopía pero, como decía Anatole France, “La utopía es el principio de todo progreso y el diseño de un futuro mejor”.
Mientras tanto, seguiremos trabajando en la medida de nuestras posibilidades y buscando colaboraciones e inversores. Por eso este artículo es también un pequeño grito de socorro, una petición de ayuda a los grandes y a los pequeños, a fabricantes, inversores, particulares… Porque quienes estáis leyendo estas líneas también sois The Open Shoes. Queremos que The Open Shoes sea el calzado del futuro y nos gustaría que algún día millones de personas y de empresas pudiesen decir “yo también he aportado mi grano de arena en la creación del nuevo calzado”.[:]